LUNES 13
Tercer día en Palermo. Conseguimos que
Vincenzo nos diera el desayuno más temprano, lo que nos permitió alcanzar el
autobús de las 08:45 para Monreale (el 389, que volvía a funcionar desde hacía
unas semanas, nos dejaba junto al objetivo). Fue toda una experiencia el
recorrido por el Corso Calatafimi (prolongación
de Via Vittorio Emanuele desde Porta Nuova). Durante más de cuatro kilómetros,
mientras salíamos de Palermo, fuimos viviendo, aparte del tráfico de comienzo
de semana, la transformación urbana por los tipos de locales comerciales u
oficinas que poblaban la calle, incluso la existencia de tramos gremiales.
Después continuaba con la denominación de carretera (urbana) SS186 hasta su
desvío por la SP69,
que subía hasta Monreale.
La visita a la Catedral supuso una
repetición de las sensaciones vividas la víspera en la Capilla Palatina. Después
de perseguir, mirar, admirar y extasiarse, allí sentados en un banco, venía la
historia: que si la leyenda del sueño del rey, que realmente se construyó por
motivos políticos (líos entre iglesia siciliana, el rey e iglesia de Roma), que
en solo diez años, que si el pantocrátor, que si trajeron operarios de
Constantinopla (¡jóder qué mosaicos!), que si…
El claustro fue la guinda. Realmente guapo
(a pesar de las muletas de algunos arcos). La representación de los capiteles
de las columnas gemelas que circundaban el jardín era muy diferente a la de los
mosaicos de la catedral, más hierática. Echamos en falta un listado de los motivos
esculpidos (como encontramos más tarde en Cefalù) (*). En cualquier caso, lo
cierto es que el lugar transmitía una serena tranquilidad que nos hacía
sentirnos bien, lejos de muchas cosas, aislados, a pesar de no estar solos (Qué
grandes aquellos artífices de la Edad Media).
Dimos un paseo por los alrededores admirando el exterior de la
catedral y una serie de callejuelas muy ornamentadas con plantas.
A nuestro regreso a Palermo nos dirigimos directamente
a la Focacceria San Francesco (**): una
caraffa d’acqua e due calici di vino, mientras esperábamos un par de
arancini, que resultaron exquisitos (no así el pane ca’ meusa).
Dando un paseo por Kalsa
alcanzamos Villa Giulia donde disfrutamos de un pequeño descanso. Encontramos
cerrada la iglesia de Sta. Mª de los Ángeles (la Gancia), pregunté, donde resultó ser el patio del antiguo
monasterio, y me dijeron que por la tarde solo abrían cuando había algún
casamiento. Pude ver unos frescos (ss. XVII-XVIII) en techo y muro del porche
de entrada, un curioso árbol genealógico de frailes franciscanos.
La Martorana, cerrada el domingo por la
tarde, fue nuestro siguiente objetivo. Una iglesia realmente espléndida, los
mosaicos no tienen que envidiar a los que habíamos visto y ese campanario que
me había fascinado desde el primer momento…
La
curiosidad nos llevó a la sede del Instituto Cervantes (antigua iglesia),
fachada e interior. Vimos la Fontana del
Garraffello y pateamos aquellas callejas pero, dada la hora, no pudimos
vivir el ambiente de la Vucciria (**). Salimos por Via Roma y fuimos hasta Via
Maqueda para admirar de día el Teatro Massimo; después a tomar un café y un
pastel donde nos había indicado Vincenzo (****): dos sfogliatelle (Apolline), una de pistacho y la otra de chocolate y
dos capuchinos (riquísimo).
Seguimos, a continuación,
por Via Ruggero Settimo, admiramos el Teatro Politeama y continuamos (Palermo
moderno) por Via della Libertà, nada que ver con la zona previa a Via Cavour:
ahora estamos en 2014 en la capital de la mayor región de Italia (sí, ya sé, en
el Sur de Italia, pero…), casi tres km. de amplio bulevar con modernos edificios,
grandes firmas comerciales, atractivas tiendas,…
Nuestra última noche en
Palermo. No hemos visto esto, esto, esto otro y aquello,… ¡Frena! (…cada viaje es un mundo), hemos pateado
mucho, hemos mirado mucho, hemos escudriñado, hemos llegado a bastantes sitios
(los más interesantes, en principio), en algunos hemos disfrutado cantidad,… Bueeeeno,
habrá que volver.
¡Buena jornada!
A todos, ¡buen finde!
A todos, ¡buen finde!
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(*)Buscábamos
el Arca de Noé (columna 6, según la guía) y no aparecía. Acudí a una señorita, vi
la tarjeta de identificación colgada del cuello y pregunté con más
tranquilidad; muy amable ella, “no hay Arca de Noé, hay Torre de Babel y Noé
después del diluvio en la otra cara” (¡!).
En
Cefalú, al pagar la entrada para visitar el claustro de la Catedral, te
facilitaban una lista de las representaciones esculpidas en los capiteles de
las columnas (las que quedaban en pie, claro).
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(**)Via Alessandro Paternostro, 58 (Piazza San Francesco d'Assisi), Palermo
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(***)Nuestra
pasión por los mercados locales nos ha llevado, algunas veces, a sitios muy
interesantes y (casi) siempre auténticos; pero ésta, que estaba muy
recomendado, no hemos dispuesto de mañana libre para ello. Lo dicho, habrá que
volver a Palermo.
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(****)Antico Caffè Spinnato # Via Principe di Belmonte, 111 # Palermo
(la sfogliatelle es
como un milhojas)
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