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domingo, 29 de abril de 2012

WITIZA, LA NOVELA NEGRA Y LA NOVELA POLICÍACA (I)



I.1.-La chispa
…se me encendió la otra semana cuando escuché por la radio el nombre de Francisco García Pavón(*). Desconocía el tema que se estaba tratando pero, a continuación, pude entender que decían que dentro de los escritores manchegos de novela negra también estaba Alicia Giménez Bartlett, creadora de la inspectora Petra Delicado. Leí, en su momento, bastantes casos de la pareja del policía Plinio y el veterinario Don Lotario y, a mi entender, se trata de textos encuadrados en la novela policíaca pero no en la novela negra.



I.2.-La afición
… por ese tipo de literatura me entró por causa de mi hermana R., ella, que fue devoradora de libros desde muy temprana edad, conoció y gustó de las novelas de Agatha Christie y me contagió a mí; yo, que debía andar cortejando a Zane Grey entre Marcial Lafuente Estefanía y José Mallorquí, me enrollé bien con la británica. Poco después, descubrí la forma de trabajar de Jules Maigret y me pareció más racional, más humana y más próxima que la de Miss Marple, incluso que la de Hercule Poirot y empecé a pasarle novelas de Georges Simenon a R.: compartíamos todo lo policiaco, que no era poco; por aquel entonces leíamos, también, las extrañas aventuras de Sherlock Holmes, los singulares casos de Ellery Queen y las divertidas historias con las que tropezaba el Padre Brown, sin olvidar a muchos otros entre los que destacaban Perry Mason, el abogado con múltiples recursos, o el cultivador de orquídeas Nero Wolfe o el erudito y exquisito Philo Vance.

No recuerdo cuando cayó en mis manos una obra del “maestro” E. A. Poe, pero sí conservo la sensación de regusto placentero cuando evoco cualquiera de ellas(**). Algunas fueron llevadas a la pequeña pantalla por Narciso Ibáñez Serrador en la primera mitad de los años 60 dentro de la serie “Tras la puerta cerrada” y posteriormente “Historias para no dormir”. 
Creo que fue poco después cuando descubrí a los clásicos de la novela negra americana: Dashiell Hammett y Raymond Chandler y también Ross Macdonald y algún otro más. ¡Qué sensación cuando veía en la pantalla grande a Humfrey Bogart o Robert Mitchum o Paul Newman, encarnando a los famosos detectives mitad canallas mitad héroes. A Manuel Vázquez Montalbán y a Pepe Carvahlo  los conocimos más tarde. 

 
I.3.-García Pavón
…con su paisaje y su paisanaje manchegos fue muy de nuestro agrado, nos caló bastante. Aquel veterinario sin clientes y aquel policía municipal austero e intuitivo formaban una equilibrada pareja que, en pos de aclarar extrañas muertes, recorría aquellas tierras de viñedos y bodegas a lomos de un “600”.

 
Puedo recordar títulos como Las hermanas coloradas, El rapto de las Sabinas, Historias de Plinio, Una semana de lluvia,…; pero de las muchas escenas de las novelas de Plinio que, borrosas y con telarañas, se escondían en un rincón de la azotea hay una que, por lo simpática y por lo singular (logró pasar la censura en 1967), traigo hoy aquí.

Para hacerlo literalmente, me he provisto de un ejemplar de El Reinado de Witiza(***). Se desarrolla en un cementerio donde Antonio “el Faraón”, comerciante de vinos y, al parecer, hombre de experiencia en este otro terreno, les recita a unas fulanas su catálogo de tetas(****) de esta manera:
 
§  Las de torta de Alcázar, redondas, sin relieve y con el pezón sumido
§  Las agradecidas y sueltas, que, aunque duras, temblequean a cada golpe de tacón
§  Las de pera de agua, que empitonan el vestido y lo alzan por la parte delantera
§  Las mansas de corazón y a la buena de Dios, que se dejan caer sin perder su fortaleza y comen en la mano
§  Las satisfechas de la vida, que de puro hinchadas no dejan ver a la propietaria la parte de su propio cuerpo
§  Las lloronas, en forma de llamador, aunque tengan su miaja de vuelta hacia arriba para aspirar el aire del escote
§  Las de una paacá  y otra paallá, como si estuvieran disgustadas o buscaran la salida por cada manga del vestido
§  Las arrejuntadas, que se buscan el pico
§  Las de alforja vacía y casi casi liquidas, que hay que enfrascarlas en calcetines especiales
§  Las de calabacín sin gracia y con el pezón entornado de pura vergüenza
§  Las de vieja decrépita, que se sujetan a la cintura con el mandil para no volar
§  Las que fueron y sólo dejaron el lunar
§  Y por último, muy raras: las desparejadas:
  • Una con pezón y la otra esfera lisa
  • O una gallete y la otra aburrida...
Éstas suele decirse que las tienen las que fueron engendradas a pie derecho y en cuesta, sin el reposo y  nivel de la cama

 
I.4.-Witiza:
Oscuro e incierto como el Reinado de Witiza se presentaba el caso que tenía entre manos Plinio en la novela de García Pavón. La frase viene de muy antiguo, al parecer del texto de Historia de España que se estudiaba en las escuelas hace muchos años, en la época en que la lista de los “reyes godos” era de obligada memorización para los escolares españoles y el “coco” en los exámenes.

Witiza fue el penúltimo rey godo, concretamente el 16º de los 17 que integraron el grupo de los visigodos cristianos (el último fue Roderico, más conocido por Don Rodrigo). Respecto a su reinado, según los cronistas, se dicen cosas contradictorias, para unos, trajo prosperidad y gozo a Hispania y, para otros, fue un rey lujurioso y deshonesto y que, para evitar la represión eclesiástica, toleraba el desmadre entre los representantes de la sagrada institución. En cualquier caso, efectivamente, resultó ser un reinado oscuro e incierto.

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(*)Francisco García Pavón (Tomelloso, 1919 – Madrid, 1989), doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, comenzó su carrera literaria con la  novela  Cerca de Oviedo, que quedó finalista del Premio Nadal en 1945. Fue profesor en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y cultivó la novela, el ensayo y la crítica teatral, pero destaca en especial por sus relatos, en los que era un maestro: están narrados en un cuidado estilo de raigambre cervantina y atentos al detalle costumbrista. Pero la fama le llegó de la mano del personaje  Plinio, Jefe de la Policía Local de Tomelloso, junto con su "Watson" particular, don Lotario, veterinario del pueblo,  protagonistas  de una serie de obras encuadradas dentro de la novela policíaca (aunque no novela negra). Consiguió varios premios a lo largo de su carrera:   uno de El Correo Literario, otro de Meridiano, el de la revista Ínsula, el  Nadal, el  Premio Nacional de la Crítica,… Otras obras suyas  son Cuentos de mamá (1952), Cuentos republicanos (1961), Los liberales (1965), La guerra de los dos mil años (1967), Los nacionales (1977) y El tren que no conduce nadie (1979). 
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(**)Para mí fue muy satisfactorio coincidir en gusto con mis hijos, aún pequeños (no obstante, ya muy críticos, ellos), cuando les proporcioné algunos relatos de Edgar Allan Poe.




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(***)Existía también un rumor sobre la posible implicación de Witiza en la muerte de Favila, padre de Don Pelayo, quizás porque una sobrina del rey godo, Luz Vitula, no accedió a las pretensiones amorosas de éste y marchó con el astur, a la sazón duque de Cantabria, con el que se casó. La crónica Albendense, sin embargo, asegura que Favila murió “a manos“ de un oso en tierras astures, pero que su viuda e hijos fueron desterrados del Norte por Witiza. Aunque no hay que olvidar que las crónicas podían escribirse muchos años después y, además, eran patrocinadas por reyes que tenían sus propios intereses políticos.
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(****)De aquélla, aparte de adjetivos (o sustantivos) dispersos, había algún catálogo pero, eso sí, muy “rústico”, los símiles eran del ámbito hortofrutícola.
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Esto, si el tiempo no lo impide, continuará.
A todos, ¡buen día y feliz mes de las flores!

domingo, 15 de abril de 2012

BUHARDILLA, MANSARDA, GUARDILLA, DESVÁN,… Y OTROS NIDOS O MADRIGUERAS


1.-La Génesis:

Un pequeño articulo -París, un montón de detalles- para la Revista EOIHOY, me ha obligado a recordar, recientemente, el apartamento que ocupamos -la familia- durante una semana en un viaje que, hace unos años, hicimos a París. Se trataba de un ático abuhardillado, de los que tanto abundan en la ciudad del Sena. La profesora de Francés ha mencionado en clase, el otro día, al arquitecto parisino, François Mansart(*), que dio nombre a la citada forma constructiva. Una cosa trajo otra y…


2.-El Viaje:

Nació a instancias de C., que quería llevar a nuestros hijos, con nosotros, al extranjero (el año anterior había fracasado la idea de Roma: demasiado calor en agosto) y París era un objetivo muy atractivo en aquel verano de 2005. A pesar de que no figuraba en los planes iniciales, por logística, el viaje lo hicimos en coche; eso supuso destinarle un tercio del mes pero recorrimos más territorio. El trayecto Gandía-París, casi 1500 Km, aconsejaba pernoctar cerca de Orleáns y, así, al día siguiente, poder entrar temprano en París. Lo hicimos por la Porte d’Italie; era domingo, no había tráfico, y circulábamos tranquilamente, con nuestro coche matrícula de Oviedo, por el bulevar de l’Hôpital cuando, de repente, un ciclista, levantando el brazo, gritó “Puxa Asturies”: estábamos en casa.

 
La vuelta, a España fue vía Chartres y Chenonceau. Ya en España paramos en San Sebastián y Guetaria para visitar algunos amigos de allí.

 
3.-Los Diccionarios de la Lengua:

  

  • La voz buhardilla está presente en los principales diccionarios (RAE, María Moliner, Espasa-Calpe,...) con dos acepciones preferentes: 
 

     -A. Ventana que se levanta por encima del tejado  de   una casa, con su caballete cubierto de tejas o pizarras, y sirve para dar luz a los desvanes o para salir por ella a los tejados.
     -B. Parte de un edificio situada inmediatamente debajo del tejado, con techo en pendiente y destinada a vivienda.
  

 
  • Mientras que la voz mansarda no tiene tanto eco: Espasa Calpe no la reconoce, la RAE se remite a buhardilla y sólo el María Moliner mantiene las dos acepciones pero con algún cambio respecto a la voz buhardilla:
 
  -C. Tejado cuya pendiente se quiebra resultando más vertical la parte inferior, en la cual se abren ventanas cuyo cierre frontal es vertical, cubiertas por un tejadillo que empalma este cierre con la pendiente del tejado. También se da este nombre a la parte inferior o más vertical del tejado en esa forma.
  -D. Ventana de la forma descrita, abierta en la pendiente de un tejado de cualquier forma.

 
  • En francés (mansarde) encontramos (Linternaute, Larousse, Reverso,…) definiciones más escuetas y sólo este último diccionario mantiene la acepción de la ventana:
   -E. Pieza habilitada bajo una cubierta, en principio bajo un tejado quebrado, con un muro inclinado y techo bajo.
    -F. Pequeña abertura practicada en una cubierta quebrada.

En estos textos queda manifiesta la singularidad del tejado quebrado (con pendiente que se quiebra) que viene a diferenciarla de la buhardilla.
 
  • En cuanto a la voz desván, que figura como sinónimo, queda definido, prácticamente, por su ubicación y uso:
   -G. Parte más alta de la casa, inmediatamente debajo del tejado, donde suelen guardarse objetos viejos o inservibles.

  •  Otras voces como guardilla, buharda y bohardilla nos llevan directamente a la descrita buhardilla.
 
4.-La Arquitectura:

En este campo, se denomina mansarda a la ventana dispuesta sobre el tejado de una casa, para iluminar y ventilar su desván. Una ventana vertical en alguno de los faldones de la cubierta. Para ello es preciso practicar un hueco en el tejado que se techa con otro pequeño tejado a dos aguas cuyo caballete se sitúa perpendicular al faldón y a la ventana en el centro y por encima de ésta. No difiere para nada con buhardilla: proyección de una estructura saliente de una cubierta inclinada que aloja un espacio interior habitable, cubierta por un tejadillo y que da lugar a una ventana vertical.

 
Llamada a veces tejado francés, mansarda también designa a la cubierta formada por superficies combinadas con dos pendientes distintas, la inferior, más empinada que la superior.



 
Por extensión, se aplica también este apelativo de mansarda al propio desván.

Su nombre proviene del francés, “mansarde”, que a su vez se debe al arquitecto parisino François Mansart(*), quien, contrariamente a lo que en ocasiones se ha creído, no inventó este elemento arquitectónico sino que, tomándolo de obras anteriores italianas, lo popularizó en Francia.



Los textos franceses definen la “mansarde” como una cubierta quebrada (en cada ladera tiene dos pendientes: un “brisis” y un “terrasson” articulados por la línea de quiebro). La primera, con una pendiente muy fuerte (entre 60 y 80°), conforma la parte inferior del tejado y la segunda, más pequeña y de pendiente suave, la superior.

La diferencia entre unos textos y otros es que, en los españoles la primera acepción de mansarda y buhardilla es la correspondiente a la ventana, la segunda a la pieza bajo cubierta y sólo el término mansarda recoge la acepción del tejado con su peculiar geometría. Los textos franceses se vuelcan especialmente en la cubierta y su geometría.



 
En cualquier caso, la tecnología permite que las ventanas actuales de las buhardillas y mansardas sean coplanarias con la cubierta donde se abren (inclinadas, por tanto); ya no necesitan de la estructura saliente cubierta con un tejadillo (con verticalidad de la ventana) para evitar la entrada del agua.






5.-El apartamento:

Realmente, tuvimos mucha suerte(**) en encontrar un apartamento para cuatro personas, en el mismo corazón de París, más barato que cualquier hotel dos estrellas. Era una delicia: estaba reformado de hacía poco por lo que resultaba como nuevo. Estaba equipado con cocina, horno, calefacción, nevera, lavadora, vajilla, batería de cocina, enseres de limpieza, etc., aunque, lógicamente, no lo habían dejado como para vivir su dueño(***). En principio, parecía que se había partido de una pieza única, casi rectangular, a la que habían compartimentado un retrete, el dormitorio1 con una cama matrimonial, un baño y dos armarios; el resto quedaba libre con dos áreas diferenciadas: la cocina-comedor y el estar-dormitorio2. Se situaba en una sexta planta con ascensor hasta la quinta. Era muy luminoso, con ventanas (incluso en el baño y en el retrete) en muros opuestos y, también, cenitales. Ventanas que nos permitían, aparte de ver los tejados de París, divisar por el Este la cimera de las torres de “Notre Dame” y por el Oeste admirar la flecha de la “Sainte Chapelle” (¡vaya vecindad!).

Pero, quizás, lo más interesante del apartamento era su ubicación: Île de la Cité, Bd. du Palais, límite entre distritos 1 y 4 (nuestra acera). Esto nos permitía acceder a pie a cantidad de sitios del centro de la ciudad y disponer de un extraordinario servicio de transportes: además de numerosos autobuses (diurnos y nocturnos), una estación de metro a pie de casa (Cité), el RER al lado (Saint Michel) y muy cerca el nudo central del metro parisino (Châtelet), con cinco líneas más el RER.



 


6.-El encanto, la miseria y la poesía:

La buhardilla ha estado presente, muchas veces llena de encanto y otras llena de miseria, en la literatura y en la pintura y, después, en el teatro y en el cine. En la vida real ocurre otro tanto: unas te enamoran y en otros casos, sólo verlas, se te caen los palos del sombrajo; pero, en el fondo, siempre tienen su poesía. Antiguamente, las habilitadas para vivienda eran sinónimo de pobreza; hoy en día las hay de lujo.


 
Traigo aquí unas pequeñas muestras (sin ánimo de que sean representativas):

 
6.a.-  Un relato de 1923 de los escritores H. P. Lovecraft y August Derleth

“La Ventana en La Buhardilla”

6.b.- Una frase del Ray Bradbury (1920-…) (autor de “Farenheit 451”):

“¿Sabes qué son las buhardillas? Son máquinas del tiempo.”

6.c.- Un poema de Ezra Pound (Poeta americano, 1885-1972):

La buhardilla

Ven, apiadémonos de aquellos que tienen más que nosotros.
Ven, amiga mía, y recuerda
que los ricos tienen mayordomos y carecen de amigos,
y que nosotros tenemos amigos y no mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y los solteros.
La aurora entra con sus piececitos
como una Pavlova dorada
y yo estoy cerca de mi deseo.
No hay en la vida cosa mejor
que esta hora de clara frescura,
la hora de despertarnos juntos.


6.d.-  Una novela (1970) de la austríaca Marlen Haushofer:

Die Mansarde (La buhardilla)

6.e.-Una canción interpretada por Albert Préjean en la película de René Clair (1930, posiblemente la primera película sonora francesa)
 
Sous les toits de Paris” (Bajo los tejados de París)(****)

6.f.-Un cuadro de Picasso (con la réplica, muy posterior, del americano Bob Kessel)

 
L’étreinte dans la mansarde (El abrazo en la mansarda)


6.g.-  Algunos clásicos españoles, en sus obras, han utilizado los sinónimos de buhardilla poco habituales -actualmente-, por ejemplo:

  • Lope de Vega en la Silva II de La Gatomaquia (1634), excepcional epopeya cómico-burlesca

paseaba el tejado y la buharda
de aquella ingrata cuanto hermosa fiera.

  • Pío Baroja en Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901)

La guardilla de Paradox estaba muy sucia…
La guardilla tenía una azotea que desde el principio…


  • Valle-Inclán en su esperpento Los cuernos de don Friolera (1921):

En una buharda, …, aparece la cabeza...
… de lechuza asoma en el ventano de una guardilla.

        
  • También en su magnífica obra Luces de bohemia (1924)

… Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol.
...cierra la ventana y la guardilla queda en una penumbra…


  • Gonzalo Torrente Ballester en su famosa novela La saga/fuga de J. B. (1972):

Alguna vez, desvelado en mi bohardilla

  •    Etc.
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(*) François Mansart (París, 1598 -1666) fue el introductor del clasicismo en la arquitectura barroca de Francia. Se estima que fue el arquitecto francés del siglo XVII de mayor logro, cuyas obras son reconocidas por su alto grado de refinamiento, sutileza y elegancia.
Se formó como cantero y escultor y se cree que pudo aprender la profesión de arquitecto en el estudio de Salomon de Brosse, el más popular arquitecto del reinado Enrique IV.
Mansart fue altamente reconocido desde la década de 1620 por el estilo, habilidad y calidad de su arquitectura, pero fue considerado como un perfeccionista testarudo, que no dudaba la demolición de sus estructuras y volver a levantarlas de nuevo. Sólo los más ricos podían permitirse el lujo de trabajar con él. El único ejemplo que sobrevive de sus primeros trabajos es el castillo de Balleroy, encargado por Gastón de Orleans, cuyas obras se iniciaron en 1626. El propio duque quedó tan complacido con el resultado que invitó a Mansart a renovar su Castillo de Blois en 1635, aunque sólo se reconstruyó con los planos del arquitecto el ala norte, en los que utilizó de forma hábil los órdenes clásicos. La mayoría de los edificios de Mansart posteriormente fueron reconstruidos o demolidos.
El mejor edificio preservado de su época de mayor madurez es el Castillo de Maisons-Laffitte, que conserva una magnífica escalera. La estructura es estrictamente simétrica. Se piensa que sirvió de anuncio e inspiración del Neoclasicismo del siglo XVIII.
En la década de 1640, Mansart trabajó en el convento y en la iglesia de Val-de-Grâce en París, un encargo muy especial de Ana de Austria. Se alegó el despilfarro en que incurrió para ser apartado y sustituido de las obras por un arquitecto más tratable que, fundamentalmente se dedicó a seguir el proyecto elaborado por Mansart.
En 1650, Mansart fue elegido como objetivo por políticos enemigos del primer ministro, el Cardenal Mazarino, para el que trabajaba frecuentemente. En1651 publicaron “La Mansarade”, un panfleto acusando al arquitecto de salvajes extravagancias y maquinaciones.
Después de la ascensión al trono de Luis XIV, Mansart perdió muchos encargos. Su proyecto para remodelar el Louvre y el mausoleo real de Saint-Denis nunca fueron ejecutados. Algunos de sus planes fueron posteriormente retomados por su sobrino nieto, Jules Hardouin Mansart, que no era tan ingenioso e individualista pero era más complaciente con sus clientes.
Mansart ejerció gran influencia en la obra de otros arquitectos como el inglés Christopher Wren y el barroco austríaco Johann Bernhard Fischer von Erlach.
Su nombre está asociado en arquitectura con la “mansarda”. Contrariamente a lo que se ha creído, Mansart no inventó este elemento; de hecho, medio siglo antes de su nacimiento, Lescot ya lo había utilizado en el Louvre. Su descendiente ya citado prestigió esta especie de altillo al utilizarlo en el Palacio de Versalles.
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(**) Realmente, parte de la suerte se consiguió rezando, rezando muchas horas frente al ordenador –navegando por Internet- y, también, procurando no pisar la piel de plátano.





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 (***) Hay una anécdota que viene a confirmar esta idea. La toma de agua de la alcachofa de la ducha estaba situada en el extremo de la bañera donde el techo era más bajo; si a esto añadimos que la longitud del flexo era normal nos encontramos que si una persona quería ducharse (no bañarse) no podía hacerlo de pie: donde podía estar de pie la alcachofa no alcanzaba a regarlo por encima de la cabeza ; la solución era aproximarse al extremo de la bañera donde estaba la toma y, consecuentemente, ducharse sentado o de rodillas. Es imaginable la serie de bromas que seguían a la ducha de cualquiera de nosotros. (No, para una semana no quise comprar un flexo de tres o más metros.)

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(****) SOUS LES TOITS DE PARIS (1930, letra de René Nazelles y música de Raoul Moretti)

Quand elle eut vingt ans
Sa vieille maman
Lui dit un jour tendrement:
"Dans notre log'ment
J'ai peiné souvent
Pour t'él'ver fallait d'l'argent;
Mais t'as compris, un peu plus chaque jour,
Ce que c'est le bonheur, mon amour

(Refrain)
Sous les toits de Paris
Tu vois ma p'tit' Nini
On peut vivre heureux et bien uni
Nous somm's seul's ici-bas
On n's'en aperçoit pas
On s'rapproche un peu plus et voilà !
Tant que tu m'aim's bien
J'n'ai besoin de rien
Près de ta maman
Tu n'as pas d'tourments
C'est ainsi qu'coeur à coeur
On cueill', comme une fleur,
Sous les toits de Paris, le bonheur".

Un jour, sans façon,
Un joli garçon,
Comme on chant' dans les chansons
Lui fit simplement
Quelques compliments,
La grisa de boniments;
Nini, j'te jur' ça s'fait plus la vertu
Je t'ador', sois à moi dis, veux-tu ?

Sous les toits de Paris
Dans ma chambr' ma Nini
On s'aim'ra, c'est si bon d'être uni !
C'est quand on a vingt ans
Quand fleurit le printemps,
Qu'il faut s'aimer, sans perdre un instant
L'air était très pur
Et le ciel d'azur
Ell' dit: "Je n'veux pas !"
Puis ell' se donna.
C'est ainsi qu'en ce jour
La vainqueur, comm' toujours
Sous les toits de Paris fut l'amour !

Malgré les serments,
Hélas son amant
La quitta cruellement
La pauvre Nini
Pleura bien des nuits
Un soir... . on frapp'... c'était lui
Il supplia: "Ma chérie, j'ai eu tort,
Pardonn'-moi, tu sais je t'aim' encor' "

Sous les toits de Paris
Quelle joie pour Nini
De r'trouver un passé tant chéri
Quand il dit: "Maintenant
Tu sais c'est le moment,
Faut s'marier tous les deux gentiment
Car rien n'est cassé,
Tout est effacé,
Oublie le passé
Et viens m'embrasser"
Vit' Nini pardonna
Et l'bonheur s'installa
Sous les toits de Paris c'est comm' ça !
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A todos, ¡felicidad y buen día!