DOMINGO 19
Jose nos acompañó con las maletas hasta el
aparcadero. Nos despedimos de Ragusa y enfilamos rumbo a Siracusa. El viaje sin
incidencias, y con un poco de suerte, nos llevó a la puerta de ORTIGIA.
Tomamos posesión de la habitación y marchamos a la calle. Estuvimos pateando hasta que paramos a almorzar en una trattoria de Via Roma. Un breve descanso y continuamos recorriendo Ortigia. Esta pequeña isla es un encanto, esas plazas y calles, pobladas de vestigios, bellos edificios o… que desembocan en la mar.
Nos encantó la catedral con esa fachada
fabulosa, muy barroca, simétrica, equilibrada, columnas en dos órdenes,
estatuas en el superior,… y ese interior un tanto extraño, con la disposición
de las tres naves, hasta que descubres las columnas del antiguo templo griego empotradas
en el muro, pero vistas, y empiezas a mirar con otros ojos los muros con
arcadas que separan la nave central de las laterales,…
En la misma plaza se encuentra, además del
Ayuntamiento (impresionante edificio) y del Palacio Arzobispal (¡qué
jardines!), la iglesia de Santa Lucia
alla Badia que alberga un cuadro de Caravaggio3 titulado “El entierro de Santa Lucía” (una pasada de
cuadro, lástima que no te lo dejan ver de cerca).
La
Fuente Aretusa4, junto al
Jónico, histórico manantial, imán para tanto navío, es un enclave muy guapo,
donde puedes tomarte un helado o admirar el mar hasta la puesta de sol o… ambas
cosas.
Paseamos por el lungomare hasta la zona militar, el Castillo Maniace quedaba en el
extremo sur de la isla. Y continuamos con nuestro deambular viendo edificios,
teatro de marionetas o simplemente la gente por la calle.
LUNES 20
Cuando sacamos el coche del aparcamiento de
Talete1 confirmamos la
fórmula de funcionamiento. Pusimos rumbo a Ferla, aunque no nos importaba
acceder por el Norte (Sortino) a nuestro destino de esta mañana (lo que la señalización
de las carreteras sicilianas nos pusiera más fácil). Lo cierto es que la
necrópolis está bastante bien señalizada y no tuvimos muchos problemas, tan
solo que se nos hizo largo el trayecto.
PANTÀLICA, después de una
semana larga de viaje por la isla, resultó ser una cosa diferente e interesante
a la vez: bastante diferente de lo ya visitado y muy, muy interesante (quizás
sea eso lo que hace de Sicilia un lugar tan sugestivo).
Tenía
ciertas expectativas porque había leído y había visto fotos sobre esta
necrópolis, pero la realidad superó ampliamente la imagen gestada por la
información previa.
Encontrarte
en aquel valle (y solo exploramos la parte alta) tan atractivo en sí mismo,
rodeado de laderas con las paredes llenas de tumbas –cientos de ellas–
excavadas en la roca y poblados ancestrales y cuevas de eremitas y… (cabe
pensar que lo que fue tumba pudo ser habitación mil años después), fue como un
bello despertar, un agradable descubrimiento.
Las
diferentes necrópolis, el poblado bizantino con la capilla de San Micidiario,… El Oratorio de San Nicolicchio merece una
especial atención por su enclave y por sus pinturas.
Caminar
por aquellos senderos resultó muy cómodo y, sobre todo, muy práctico: esos
bordes, esos pequeños escalones –que no rompían el equilibrio paisajístico–
y esas
señales que, no solamente te orientaban, sino que también te informaban de la
distancia del objetivo (buen ejemplo para la señalización de las carreteras
sicilianas).
La vegetación, muy mediterránea, me recordó
la de mi tierra. Llamó mi atención un árbol, lejana remembranza perdida en mi
infancia, que proporciona unos pequeños frutos comestibles (nespra/nyespra5, en mi lengua vernácula): evocó sabores y correrías ya
olvidados. Y las lagartijas, fieles compañeras en nuestros paseos por el campo
siciliano, no faltaron a nuestra cita (en esta isla parecían tener las patas
más largas y desarrollar más rápidas carreras, no sé, imaginaciones del “herpetólogo”).
Existe la “Lagartija italiana” (Podarcis sicula), pero aventurarnos…
Hay que citar que resulta muy agradable que
no te cobren entrada alguna. Después de los sablazos sufridos por doquier, esta
situación te anima y predispone el ánimo para apreciar los esfuerzos de los
integrantes de la organización que trabaja en llevar esto adelante (bravo!).
Marchamos con pena de aquel lugar pero teníamos
otro objetivo por la tarde, camino de él paramos a comer en Palazzolo Acreide6.
NOTO resultó ser una gran concentración de edificios barrocos en sólo tres calles paralelas y algunas transversales: tropecientas iglesias y varios palacios.
Entre estos destacaba el de Villadorata, con una armónica fachada siguiendo la pendiente de la calle y resaltando los vistosos balcones apoyados sobre los típicos canecillos.
Y, cómo no, el Ayuntamiento, un edificio espléndido y muy singular, de solo dos plantas, la superior retranqueada daba lugar a una gran terraza sobre los soportales, habilitados con arcos sobre columnas, de la inferior.
Enfrente la catedral, con su vistosa fachada al final de una amplia escalera; su tono al atardecer encandila.
Y un montón de iglesias con ese atractivo
adicional de sus fachadas curvas, unas cóncavas y convexas otras.
Regresamos a Siracusa y, antes de llegar al
Talete, aparcamos en zona libre, a la puerta de un restaurante chino (dos
huecos: unos franceses y nosotros); un poco mosca entré a preguntar, los chinos
(contagiados de la amabilidad siciliana) me respondieron que sí, que sí, que sí
(lo mejor fue vernos al cocinero y a mí hablando en italiano).
Aquella noche localizamos un local7 donde tomar un vino,
tranquilamente, sentados en la calle, sin tráfico, muy agradable (buen vino y
buena tapa); entré a pagar y me encontré con una especie de taberna
simpatiquísima (habrá que volver cuando haga frío).
13 de diciembre, Santa Lucía,
patrona de los ciegos y patrona de Siracusa.
¿Acorta la noche y alarga el día?
Para todos, ¡felicidad y suerte!.
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(1)
Talete es el aparcamiento por antonomasia de Ortigia (donde no pueden circular
vehículos de no residentes) y que cuesta 10€/día. Cuando llegamos, entramos y aparcamos;
pero no nos aclarábamos cómo funcionaba y el resto de usuarios tampoco. Una
chica, que pasaba por allí con una amiga, se detuvo y se dispuso a echarnos una
mano: como diez minutos para, al final, informarnos que otro usuario, que había
llamado por teléfono a la oficina, dijo que había un sistema automático de
detección de la matrícula y se pagaba a la salida. Al parecer habían cambiado la
técnica de control hacía ¡tres días! En cualquier caso, lo importante aquí es
destacar la solicitud, amabilidad y simpatía de esta joven (con sus tatuajes, pircings y demás), bastante
representativa de lo que nos encontramos en Sicilia.
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(2)
Archimede Vacanze, piazza Archimede 2, Ortigia-Siracusa
Lamentamos que una buena habitación se
viera disminuida por no tener mejor aislamiento acústico en las ventanas.
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(3)
Michelangelo Merisi (Caravaggio)
(1571–1610), gran pintor italiano, lo mejor del Barroco, llegó
a Sicilia huyendo de
Malta. Un amigo le protegió
y, al
parecer, le consiguió un
encargo: “El
entierro de Santa Lucía”, donde el artista
muestra a la santa momentos antes de ser sepultada en una fosa. El
problema surgió cuando el cabildo cuestionó la obra por considerar demasiado
relevante la presencia en primer plano del torso de los dos enterradores. Como
siempre, el artista y la libertad de expresión (y más cuando no elige el tema).
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(4)
Junto a esta fuente pude advertir una modernez respecto a la afición a la autofoto
(que posteriormente he visto anunciada): un tubo telescópico que sujetaba la
cámara a cierta distancia (incrementando el campo) de una parejita de
japoneses. Está visto que el selfie
abre mercados.
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(5)
Se trata del níspero europeo (Mespilus
germanica), originario de
Asia Menor, que ha sido sustituido en mercados y cultivos por el níspero
japonés (Eriobotrya japonica); éste,
introducido en España hace siglos, es el “común” actualmente.
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(6)
Trattoria da Giannavi, Via Gabriele Judica 7, Palazzolo Acreide (SR)
Nos la tropezamos huyendo de otra un
tanto cara; era tarde, quedaba una mesa para dos… Tomamos filete de ternera y
chuletas de cordero a precio de un plato de pasta (¡después de tantos días!).
Estuvo muy bien.
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(7)
Solaria, Via Roma 86, Siracusa
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