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domingo, 15 de abril de 2012

BUHARDILLA, MANSARDA, GUARDILLA, DESVÁN,… Y OTROS NIDOS O MADRIGUERAS


1.-La Génesis:

Un pequeño articulo -París, un montón de detalles- para la Revista EOIHOY, me ha obligado a recordar, recientemente, el apartamento que ocupamos -la familia- durante una semana en un viaje que, hace unos años, hicimos a París. Se trataba de un ático abuhardillado, de los que tanto abundan en la ciudad del Sena. La profesora de Francés ha mencionado en clase, el otro día, al arquitecto parisino, François Mansart(*), que dio nombre a la citada forma constructiva. Una cosa trajo otra y…


2.-El Viaje:

Nació a instancias de C., que quería llevar a nuestros hijos, con nosotros, al extranjero (el año anterior había fracasado la idea de Roma: demasiado calor en agosto) y París era un objetivo muy atractivo en aquel verano de 2005. A pesar de que no figuraba en los planes iniciales, por logística, el viaje lo hicimos en coche; eso supuso destinarle un tercio del mes pero recorrimos más territorio. El trayecto Gandía-París, casi 1500 Km, aconsejaba pernoctar cerca de Orleáns y, así, al día siguiente, poder entrar temprano en París. Lo hicimos por la Porte d’Italie; era domingo, no había tráfico, y circulábamos tranquilamente, con nuestro coche matrícula de Oviedo, por el bulevar de l’Hôpital cuando, de repente, un ciclista, levantando el brazo, gritó “Puxa Asturies”: estábamos en casa.

 
La vuelta, a España fue vía Chartres y Chenonceau. Ya en España paramos en San Sebastián y Guetaria para visitar algunos amigos de allí.

 
3.-Los Diccionarios de la Lengua:

  

  • La voz buhardilla está presente en los principales diccionarios (RAE, María Moliner, Espasa-Calpe,...) con dos acepciones preferentes: 
 

     -A. Ventana que se levanta por encima del tejado  de   una casa, con su caballete cubierto de tejas o pizarras, y sirve para dar luz a los desvanes o para salir por ella a los tejados.
     -B. Parte de un edificio situada inmediatamente debajo del tejado, con techo en pendiente y destinada a vivienda.
  

 
  • Mientras que la voz mansarda no tiene tanto eco: Espasa Calpe no la reconoce, la RAE se remite a buhardilla y sólo el María Moliner mantiene las dos acepciones pero con algún cambio respecto a la voz buhardilla:
 
  -C. Tejado cuya pendiente se quiebra resultando más vertical la parte inferior, en la cual se abren ventanas cuyo cierre frontal es vertical, cubiertas por un tejadillo que empalma este cierre con la pendiente del tejado. También se da este nombre a la parte inferior o más vertical del tejado en esa forma.
  -D. Ventana de la forma descrita, abierta en la pendiente de un tejado de cualquier forma.

 
  • En francés (mansarde) encontramos (Linternaute, Larousse, Reverso,…) definiciones más escuetas y sólo este último diccionario mantiene la acepción de la ventana:
   -E. Pieza habilitada bajo una cubierta, en principio bajo un tejado quebrado, con un muro inclinado y techo bajo.
    -F. Pequeña abertura practicada en una cubierta quebrada.

En estos textos queda manifiesta la singularidad del tejado quebrado (con pendiente que se quiebra) que viene a diferenciarla de la buhardilla.
 
  • En cuanto a la voz desván, que figura como sinónimo, queda definido, prácticamente, por su ubicación y uso:
   -G. Parte más alta de la casa, inmediatamente debajo del tejado, donde suelen guardarse objetos viejos o inservibles.

  •  Otras voces como guardilla, buharda y bohardilla nos llevan directamente a la descrita buhardilla.
 
4.-La Arquitectura:

En este campo, se denomina mansarda a la ventana dispuesta sobre el tejado de una casa, para iluminar y ventilar su desván. Una ventana vertical en alguno de los faldones de la cubierta. Para ello es preciso practicar un hueco en el tejado que se techa con otro pequeño tejado a dos aguas cuyo caballete se sitúa perpendicular al faldón y a la ventana en el centro y por encima de ésta. No difiere para nada con buhardilla: proyección de una estructura saliente de una cubierta inclinada que aloja un espacio interior habitable, cubierta por un tejadillo y que da lugar a una ventana vertical.

 
Llamada a veces tejado francés, mansarda también designa a la cubierta formada por superficies combinadas con dos pendientes distintas, la inferior, más empinada que la superior.



 
Por extensión, se aplica también este apelativo de mansarda al propio desván.

Su nombre proviene del francés, “mansarde”, que a su vez se debe al arquitecto parisino François Mansart(*), quien, contrariamente a lo que en ocasiones se ha creído, no inventó este elemento arquitectónico sino que, tomándolo de obras anteriores italianas, lo popularizó en Francia.



Los textos franceses definen la “mansarde” como una cubierta quebrada (en cada ladera tiene dos pendientes: un “brisis” y un “terrasson” articulados por la línea de quiebro). La primera, con una pendiente muy fuerte (entre 60 y 80°), conforma la parte inferior del tejado y la segunda, más pequeña y de pendiente suave, la superior.

La diferencia entre unos textos y otros es que, en los españoles la primera acepción de mansarda y buhardilla es la correspondiente a la ventana, la segunda a la pieza bajo cubierta y sólo el término mansarda recoge la acepción del tejado con su peculiar geometría. Los textos franceses se vuelcan especialmente en la cubierta y su geometría.



 
En cualquier caso, la tecnología permite que las ventanas actuales de las buhardillas y mansardas sean coplanarias con la cubierta donde se abren (inclinadas, por tanto); ya no necesitan de la estructura saliente cubierta con un tejadillo (con verticalidad de la ventana) para evitar la entrada del agua.






5.-El apartamento:

Realmente, tuvimos mucha suerte(**) en encontrar un apartamento para cuatro personas, en el mismo corazón de París, más barato que cualquier hotel dos estrellas. Era una delicia: estaba reformado de hacía poco por lo que resultaba como nuevo. Estaba equipado con cocina, horno, calefacción, nevera, lavadora, vajilla, batería de cocina, enseres de limpieza, etc., aunque, lógicamente, no lo habían dejado como para vivir su dueño(***). En principio, parecía que se había partido de una pieza única, casi rectangular, a la que habían compartimentado un retrete, el dormitorio1 con una cama matrimonial, un baño y dos armarios; el resto quedaba libre con dos áreas diferenciadas: la cocina-comedor y el estar-dormitorio2. Se situaba en una sexta planta con ascensor hasta la quinta. Era muy luminoso, con ventanas (incluso en el baño y en el retrete) en muros opuestos y, también, cenitales. Ventanas que nos permitían, aparte de ver los tejados de París, divisar por el Este la cimera de las torres de “Notre Dame” y por el Oeste admirar la flecha de la “Sainte Chapelle” (¡vaya vecindad!).

Pero, quizás, lo más interesante del apartamento era su ubicación: Île de la Cité, Bd. du Palais, límite entre distritos 1 y 4 (nuestra acera). Esto nos permitía acceder a pie a cantidad de sitios del centro de la ciudad y disponer de un extraordinario servicio de transportes: además de numerosos autobuses (diurnos y nocturnos), una estación de metro a pie de casa (Cité), el RER al lado (Saint Michel) y muy cerca el nudo central del metro parisino (Châtelet), con cinco líneas más el RER.



 


6.-El encanto, la miseria y la poesía:

La buhardilla ha estado presente, muchas veces llena de encanto y otras llena de miseria, en la literatura y en la pintura y, después, en el teatro y en el cine. En la vida real ocurre otro tanto: unas te enamoran y en otros casos, sólo verlas, se te caen los palos del sombrajo; pero, en el fondo, siempre tienen su poesía. Antiguamente, las habilitadas para vivienda eran sinónimo de pobreza; hoy en día las hay de lujo.


 
Traigo aquí unas pequeñas muestras (sin ánimo de que sean representativas):

 
6.a.-  Un relato de 1923 de los escritores H. P. Lovecraft y August Derleth

“La Ventana en La Buhardilla”

6.b.- Una frase del Ray Bradbury (1920-…) (autor de “Farenheit 451”):

“¿Sabes qué son las buhardillas? Son máquinas del tiempo.”

6.c.- Un poema de Ezra Pound (Poeta americano, 1885-1972):

La buhardilla

Ven, apiadémonos de aquellos que tienen más que nosotros.
Ven, amiga mía, y recuerda
que los ricos tienen mayordomos y carecen de amigos,
y que nosotros tenemos amigos y no mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y los solteros.
La aurora entra con sus piececitos
como una Pavlova dorada
y yo estoy cerca de mi deseo.
No hay en la vida cosa mejor
que esta hora de clara frescura,
la hora de despertarnos juntos.


6.d.-  Una novela (1970) de la austríaca Marlen Haushofer:

Die Mansarde (La buhardilla)

6.e.-Una canción interpretada por Albert Préjean en la película de René Clair (1930, posiblemente la primera película sonora francesa)
 
Sous les toits de Paris” (Bajo los tejados de París)(****)

6.f.-Un cuadro de Picasso (con la réplica, muy posterior, del americano Bob Kessel)

 
L’étreinte dans la mansarde (El abrazo en la mansarda)


6.g.-  Algunos clásicos españoles, en sus obras, han utilizado los sinónimos de buhardilla poco habituales -actualmente-, por ejemplo:

  • Lope de Vega en la Silva II de La Gatomaquia (1634), excepcional epopeya cómico-burlesca

paseaba el tejado y la buharda
de aquella ingrata cuanto hermosa fiera.

  • Pío Baroja en Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901)

La guardilla de Paradox estaba muy sucia…
La guardilla tenía una azotea que desde el principio…


  • Valle-Inclán en su esperpento Los cuernos de don Friolera (1921):

En una buharda, …, aparece la cabeza...
… de lechuza asoma en el ventano de una guardilla.

        
  • También en su magnífica obra Luces de bohemia (1924)

… Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol.
...cierra la ventana y la guardilla queda en una penumbra…


  • Gonzalo Torrente Ballester en su famosa novela La saga/fuga de J. B. (1972):

Alguna vez, desvelado en mi bohardilla

  •    Etc.
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(*) François Mansart (París, 1598 -1666) fue el introductor del clasicismo en la arquitectura barroca de Francia. Se estima que fue el arquitecto francés del siglo XVII de mayor logro, cuyas obras son reconocidas por su alto grado de refinamiento, sutileza y elegancia.
Se formó como cantero y escultor y se cree que pudo aprender la profesión de arquitecto en el estudio de Salomon de Brosse, el más popular arquitecto del reinado Enrique IV.
Mansart fue altamente reconocido desde la década de 1620 por el estilo, habilidad y calidad de su arquitectura, pero fue considerado como un perfeccionista testarudo, que no dudaba la demolición de sus estructuras y volver a levantarlas de nuevo. Sólo los más ricos podían permitirse el lujo de trabajar con él. El único ejemplo que sobrevive de sus primeros trabajos es el castillo de Balleroy, encargado por Gastón de Orleans, cuyas obras se iniciaron en 1626. El propio duque quedó tan complacido con el resultado que invitó a Mansart a renovar su Castillo de Blois en 1635, aunque sólo se reconstruyó con los planos del arquitecto el ala norte, en los que utilizó de forma hábil los órdenes clásicos. La mayoría de los edificios de Mansart posteriormente fueron reconstruidos o demolidos.
El mejor edificio preservado de su época de mayor madurez es el Castillo de Maisons-Laffitte, que conserva una magnífica escalera. La estructura es estrictamente simétrica. Se piensa que sirvió de anuncio e inspiración del Neoclasicismo del siglo XVIII.
En la década de 1640, Mansart trabajó en el convento y en la iglesia de Val-de-Grâce en París, un encargo muy especial de Ana de Austria. Se alegó el despilfarro en que incurrió para ser apartado y sustituido de las obras por un arquitecto más tratable que, fundamentalmente se dedicó a seguir el proyecto elaborado por Mansart.
En 1650, Mansart fue elegido como objetivo por políticos enemigos del primer ministro, el Cardenal Mazarino, para el que trabajaba frecuentemente. En1651 publicaron “La Mansarade”, un panfleto acusando al arquitecto de salvajes extravagancias y maquinaciones.
Después de la ascensión al trono de Luis XIV, Mansart perdió muchos encargos. Su proyecto para remodelar el Louvre y el mausoleo real de Saint-Denis nunca fueron ejecutados. Algunos de sus planes fueron posteriormente retomados por su sobrino nieto, Jules Hardouin Mansart, que no era tan ingenioso e individualista pero era más complaciente con sus clientes.
Mansart ejerció gran influencia en la obra de otros arquitectos como el inglés Christopher Wren y el barroco austríaco Johann Bernhard Fischer von Erlach.
Su nombre está asociado en arquitectura con la “mansarda”. Contrariamente a lo que se ha creído, Mansart no inventó este elemento; de hecho, medio siglo antes de su nacimiento, Lescot ya lo había utilizado en el Louvre. Su descendiente ya citado prestigió esta especie de altillo al utilizarlo en el Palacio de Versalles.
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(**) Realmente, parte de la suerte se consiguió rezando, rezando muchas horas frente al ordenador –navegando por Internet- y, también, procurando no pisar la piel de plátano.





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 (***) Hay una anécdota que viene a confirmar esta idea. La toma de agua de la alcachofa de la ducha estaba situada en el extremo de la bañera donde el techo era más bajo; si a esto añadimos que la longitud del flexo era normal nos encontramos que si una persona quería ducharse (no bañarse) no podía hacerlo de pie: donde podía estar de pie la alcachofa no alcanzaba a regarlo por encima de la cabeza ; la solución era aproximarse al extremo de la bañera donde estaba la toma y, consecuentemente, ducharse sentado o de rodillas. Es imaginable la serie de bromas que seguían a la ducha de cualquiera de nosotros. (No, para una semana no quise comprar un flexo de tres o más metros.)

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(****) SOUS LES TOITS DE PARIS (1930, letra de René Nazelles y música de Raoul Moretti)

Quand elle eut vingt ans
Sa vieille maman
Lui dit un jour tendrement:
"Dans notre log'ment
J'ai peiné souvent
Pour t'él'ver fallait d'l'argent;
Mais t'as compris, un peu plus chaque jour,
Ce que c'est le bonheur, mon amour

(Refrain)
Sous les toits de Paris
Tu vois ma p'tit' Nini
On peut vivre heureux et bien uni
Nous somm's seul's ici-bas
On n's'en aperçoit pas
On s'rapproche un peu plus et voilà !
Tant que tu m'aim's bien
J'n'ai besoin de rien
Près de ta maman
Tu n'as pas d'tourments
C'est ainsi qu'coeur à coeur
On cueill', comme une fleur,
Sous les toits de Paris, le bonheur".

Un jour, sans façon,
Un joli garçon,
Comme on chant' dans les chansons
Lui fit simplement
Quelques compliments,
La grisa de boniments;
Nini, j'te jur' ça s'fait plus la vertu
Je t'ador', sois à moi dis, veux-tu ?

Sous les toits de Paris
Dans ma chambr' ma Nini
On s'aim'ra, c'est si bon d'être uni !
C'est quand on a vingt ans
Quand fleurit le printemps,
Qu'il faut s'aimer, sans perdre un instant
L'air était très pur
Et le ciel d'azur
Ell' dit: "Je n'veux pas !"
Puis ell' se donna.
C'est ainsi qu'en ce jour
La vainqueur, comm' toujours
Sous les toits de Paris fut l'amour !

Malgré les serments,
Hélas son amant
La quitta cruellement
La pauvre Nini
Pleura bien des nuits
Un soir... . on frapp'... c'était lui
Il supplia: "Ma chérie, j'ai eu tort,
Pardonn'-moi, tu sais je t'aim' encor' "

Sous les toits de Paris
Quelle joie pour Nini
De r'trouver un passé tant chéri
Quand il dit: "Maintenant
Tu sais c'est le moment,
Faut s'marier tous les deux gentiment
Car rien n'est cassé,
Tout est effacé,
Oublie le passé
Et viens m'embrasser"
Vit' Nini pardonna
Et l'bonheur s'installa
Sous les toits de Paris c'est comm' ça !
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A todos, ¡felicidad y buen día!

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