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lunes, 5 de septiembre de 2011

CACAU I TRAMÚS (I)

1.-RETAZOS DE LA MEMORIA

Antes de ir al cine –y otras veces sin ir- era habitual pasar por el quiosco (*) de “La Amorosa” (**) (***), en el Paseo de Gandía, y comprar una peseta de “cacaus i tramussos” (cacahuetes o manís y altramuces o chochos); la quiosquera rellenaba un cucurucho de papel de estraza con las medidas correspondientes de cacahuetes y altramuces. Recuerdo que para medir la cantidad de cacahuetes utilizaba un pequeño cilindro, cerrado por la base inferior, de madera ligera o cartón prensado sujeto por un aro que le daba rigidez -ignoro el nombre de esta “mesura” (medida)-; en cualquier caso los dos productos viajaban juntos hasta el cine en el tradicional envase.



Siempre tostados al punto y después de romper la cáscara, los cacahuetes soltaban sus ricos granos que comías con placer al principio, algo de vicio casi siempre y pena al final; los altramuces, con los restos del aguasal, resultaban muy sabrosos al llevarlos a la boca. El “combinado” de ambos frutos lograba un equilibrio magnífico muy perceptible a la hora de comerlos, constituía el “no va más” para el paladar de un niño, especialmente de un niño que no podía gastar mucho más de una peseta. Un detalle “muy fino” era pelar el altramuz, si además, después de descascarillar el cacahuete, se pelaba sus granos, entrábamos ya en terreno del sibaritismo: era un “lujo” barato.

(*) En honor a la verdad hay que dejar constancia que, en lengua vernácula, le denominábamos “paraeta” (puesto).

(**) Habitualmente yo (y no me siento exclusivo) oía pronunciar La Morosa; con el tiempo, cuando conocí el significado del adjetivo, me entraron serias dudas sobre si el oído popular en algún momento había ido cabalgando sobre los sonidos generando la transición La Amorosa L´Amorosa La Morosa. Actualmente, existe un quiosco nuevo, de paquete, heredero, al parecer, de aquél de antaño, que exhibe un letrero que defiende el nombre de La Amorosa (desde ¡1892!).



 




















(***) Existían otros quioscos con similares servicios a los del citado, por ejemplo el situado frente a las Escuelas Pías, cuyo nombre no recuerdo. Sí recuerdo, en cambio, una característica propia: en temporada vendía codonys (membrillos) entre sus productos.

(continuaremos, por supuesto)

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