Hoy, en la playa, sentado bajo la sombrilla y recibiendo de pleno la brisa marina, empiezo a leer un libro que tenía por casa desde hace mucho tiempo, se trata de “La Revolución Francesa” de Albert Soboul (*). La Introducción –Causas de la Revolución Francesa y sus caracteres- comienza así: “La Revolución Francesa señala la llegada a la historia de Francia de la sociedad burguesa y capitalista” y más adelante agrega que “merece ser considerada como el modelo clásico de revolución burguesa”.
La paz sigue reinando en la playa, de vez en cuando levanto la vista e intento digerir el texto del escritor francés; a veces debo releer algún punto. En el mismo capítulo, más adelante, se dice: “Los artesanos, pertenecientes a las clases populares por sus condiciones de vida y a menudo por la miseria que conocían, poseían, sin embargo, su tenderete y sus herramientas; el tener bajo su disciplina a obreros y aprendices acentuaba su mentalidad burguesa. Pero el apego al sistema de producción reducida y de la venta directa les enfrentaba a la burguesía comercial y al capital comercial…” y concluye: “De ahí que, entre los artesanos y tenderos que formaron los dirigentes del movimiento popular, se dieran aspiraciones contradictorias”.
Esta situación en Francia de finales del s. XVIII me trae a la mente otra más próxima, un internado de España en la segunda mitad del s. XX. Los alumnos nos encuadrábamos en tres Divisiones:
· La de los Pequeños, que cubría todos los cursos previos al bachillerato y tenía poco peso social en el conjunto
· La de los Medianos, donde entraban los alumnos de bachiller elemental (10/11 à 13/14 años) y era la más numerosa
· La de los Mayores que recogía a los muchachos de bachiller superior y preuniversitario (14/15 à 16/17 años)
Dentro de cada División, los “mayores” tenían más derechos que el resto de alumnos de cursos inferiores, derechos, poco democráticos, logrados por veteranía, edad,… o fuerza; lo habitual. Al mismo tiempo, los colegiales de la División de Mayores tenían prerrogativas que carecían los de la División de Medianos; por ejemplo, ciertos permisos para salidas del Colegio, dormir en celda, en lugar de hacerlo en el pabellón común, etc.
Recuerdo que cuando comenzamos el curso correspondiente a 4º de bachiller, el tutor, o quizás fuera el prefecto (jefe de estudios), nos dio la bienvenida y nos soltó el pertinente discurso –“Hoy empieza un nuevo curso…” “… su característica principal es que va acompañado por la Reválida,…” “…pero vosotros, si trabajáis convenientemente podréis lograr… …bla, bla, bla…”-, al final del cual dijo algo así: “Ya estáis en el último curso de la División pero seguís en la División de Medianos y, por encima, continúa existiendo la División de Mayores, a la que probablemente accedáis el curso venidero; vais a probar las dos cosas, este año sois cabeza de ratón y el próximo seréis cola de león; en la vida, ¿qué vais a preferir ser: cabeza de ratón o cola de león?”.
Bien, después de tantos años he recordado la frase y su incidencia y la pregunta sigue en pie. Para mí la respuesta del premio no existe, no sólo para unas personas puede ser mejor una alternativa y la contraria lo ideal para otras, sino incluso para una misma persona la opción puede ser A ó B en diferentes momentos de la vida o en un mismo momento con diferente circunstancia (¡Buenos días, Sr. Ortega!).
(*)Albert Soboul (la mayoría de fuentes coinciden en que nació en Suresnes en, 1911 y no hay discrepancias con su fallecimiento en 1982 en Nîmes) Historiador francés. Fue secretario general de los Annales Historiques de la Révolution Française. Dedicado al estudio de la sociedad francesa del s. XVIII y de la Revolución, desarrolló la línea de pensamiento de raíz jacobina de J. Jaurès, Mathiez, Lefebvre y Labrousse. Es autor de Historia de la Revolución francesa (1964), Problemas campesinos de la Revolución francesa (1976), Entender la Revolución (1981), entre otros.
Desde la orilla de la mar, ¡buena jornada para todos!
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