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viernes, 14 de agosto de 2015

SICILIA-13: PANTOCRÁTOR, UN CHISPAZO (BRILLANTE) DE ARTE SICILIANO

NOCIONES






En el arte bizantino y románico, recibe el nombre de Pantocrátor la representación de Dios Padre omnipotente o de Cristo autoritario y mayestático sentado, en acto de bendecir y encuadrado en una curva cerrada en forma de almendra. El calificativo griego “pantocrátor” (todopoderoso) se aplicó a Zeus en la antigua mitología. La figura de Cristo majestuoso representa a Jesús como juez en el juicio final. Figura que busca transmitir el “temor de Dios”. Este aspecto se modificará totalmente con el arte gótico, en el que se humaniza más la imagen de Dios; consecuencia directa del cambio social y político del final de la Edad Media.




El Pantocrátor se representa con un aspecto serio, solemne y severo, incluso colérico. El rostro figura con bigote, barba y melena. Suele ser un Cristo nimbado y a veces coronado, con la mano derecha bendiciendo y la izquierda sobre las Sagradas Escrituras. Suele aparecer sentado en un trono o sobre la bóveda celeste, en un signo de su autoridad universal. Se rodea de una mandorla, un marco en forma de almendra cuyo origen podría estar en el clípeo de los retratos funerarios romanos.










Con frecuencia se encuentra las letras Λ y Ω, primera y última del alfabeto griego, así como la representación simbólica de los cuatro evangelistas. Se sitúa siempre en lugares importantes de los templos.


TRES PANTOCRÁTORES EN SICILIA




Después de quince días viajando por Sicilia resultaría difícil, casi imposible, responder a la hipotética pregunta “¿qué te llevarías a una isla desierta?” (por cierto, ¿por qué desierta?), siempre menos cruel que “¿qué salvarías de un incendio?” No obstante, un trío de elementos preciosos, similares pero diferentes, llamó mi atención al hacer recuento de lo visto a lo largo de este viaje: los pantocrátores de mosaico de la Capilla Palatina de Palermo y de las catedrales de Cefalù y de Monreale. Cada una de estas obras del arte medieval siciliano tiene un gran peso en la balanza de la calidad, pero juntas adquieren la cualidad de colección lo que les confiere un gran valor adicional.

He querido ordenarlas cronológicamente, pero veo que no es fácil, la historia no las data de forma inequívoca: se trata de obras con varias etapas que comienzan con el edificio terminado (en su primera fase), edificio que, a su vez, no tiene un calendario totalmente definido. Lo que está más claro es que las dos primeras, debidas al mismo monarca, son, más o menos, contemporáneas; la tercera se origina unos 30 o 40 años después.

CAPILLA PALATINA DE PALERMO:

Erigida por Roger II, entre 1130 y 1140, esta pequeña capilla de estilo gótico normando, tiene tres naves y unas dimensiones de 33 m. por 13 m. y está enclavada en el Palazzo dei Normanni (Palacio Real). Los delicados y elegantes mosaicos, donde destaca el oro, son debidos a artífices bizantinos traídos por el rey para esta obra tan especial. Son capaces de reflejar no solo la gracia de las escenas sino también el movimiento de las figuras y, cuando es necesario, la dureza, como es el caso del Cristo Pantocrátor.

El escritor y viajero Guy de Maupassant piropeó ampliamente la Capilla Palatina: belleza serena, colorido, sensaciones positivas…; pero quizás lo que más me llega es cuando habla de la luz en la capilla: mosaicos que la iluminan, iglesia luminosa y sin luz del sol…


Los mosaicos, ejecutados en dos periodos con una duración total de unos 30 años, comienzan en 1140. Cabe pensar que el pantocrátor no se finalizaría antes de 1145-1148.


CATEDRAL DE CEFALÙ:

Promovida, también, por Roger II, se inició en 1131 y se terminó (esta primera fase) en 1148. Está considerada como una de las joyas del tesoro árabe-normando de Sicilia. Su origen, según la leyenda, fue el fruto de la promesa del rey cuando su flota peligraba, por causa de una gran tempestad, frente a las costas de Cefalù. La Historia se inclina por la consecuencia de la lucha política entre el monarca y el arzobispo de Palermo (amigo del Papa, el cual quería dominar en la isla): el primero quiso dejar constancia de su poder en toda Sicilia, no solo en Palermo (el aspecto de fortaleza del edificio no debió de ser casual).

Para algunos autores, el mosaico del ábside, con el pantocrátor, es más antiguo que el de la Capilla Palatina, sin embargo parece que no se completó hasta 1154 (seis años más tarde se reanudó con los profetas, patriarcas bíblicos…, terminando hacia 1170). En esta zona se utilizó un mosaico de gran calidad y vivo color; la única donde se realizó decoración musiva, prevista, en principio, para todo el templo. Para ello, el rey, a pesar del elevado coste, había hecho venir a los mejores artesanos de Constantinopla, que lograron construir un pantocrátor dotado del mejor mosaico de Sicilia y uno de los más bellos del arte bizantino universal. La ausencia de cúpula obligó a colocar el pantocrátor en el ábside central, mientras la Virgen, acompañada de cuatro arcángeles, ocupa el cuerpo inferior y más abajo todavía los doce Apóstoles.

En belleza, se compara la imagen de Cristo Pantocrátor de Cefalù con el de Daphni (Grecia). Sin embargo, al decir de los expertos, son muy diferentes. Aquél, por ejemplo, carece de la dura expresión de éste, que es más oscuro y denso. La imagen del Cristo de Cefalù, no carente de fuerza y majestad, como las del de Daphni, parece hablarnos más de la compasión, el perdón y la redención. El griego carece de la dulzura del siciliano.

El Cristo de mirada misericordiosa, sostiene en la mano una biblia abierta donde se lee en latín y griego: “Yo soy la luz del mundo, quien me siga no caminara en las tinieblas” (San Juan 8, 12)


CATEDRAL DE MONREALE:

Posterior a las dos anteriores, fue obra de Guillermo II (nieto de Roger II), que quería levantar una catedral mejor y más grande que las de su abuelo. Como resultado logró en un tiempo récord construir un edificio que se considera, por muchos especialistas, el más bello ejemplo de la arquitectura normanda de Sicilia. También, en este caso, existe una leyenda: la Virgen, en un sueño, le contó al rey dónde su padre había escondido un tesoro y que con el mismo financiaría la construcción de una iglesia en su honor. Las leyendas… ya se sabe, pero en este caso, una obra tan grande y tan rápida…

Los mosaicos (1174-1184) se realizaron en tan solo 10 años de trabajo. Los artesanos procedían de Sicilia, Grecia y Venecia, aunque impera el estilo bizantino. Constituyen, con 6000 m2, la mayor muestra del mundo de este arte (solo superada por la Basílica de Santa Sofía, en su origen), mayor, incluso, que la de San Marcos en Venecia.

El gran mosaico de Cristo Pantocrátor, que domina el ábside, es realmente impresionante. La expresión del rostro es más severa que el de Cefalù y sus medidas mayores: 12 m. entre sus manos, 3,65 m. de altura de la cabeza y cerca de 1 m. la longitud del dedo meñique de la mano derecha.


Con este corolario acaba esta etapa de Sicilia:
Siempre es posible que regresemos; por ganas...
Ahora, aún queda verano,
¡feliz verano! 









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Las tres primeras imágenes que ilustran esta hoja del bloc, corresponden a:
El resto son propias.


1 comentario:

  1. Una buena explicación de tres muestras del Pantocrátor, muy distintas de las que vemos en España sin tantos dorados, que a mi me gustan más.

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