I.1.-La
chispa…
…se
me encendió la otra semana cuando escuché por la radio el nombre de Francisco
García Pavón(*). Desconocía el tema que se estaba tratando pero, a
continuación, pude entender que decían que dentro de los escritores manchegos
de novela negra también estaba Alicia
Giménez Bartlett, creadora de la inspectora Petra Delicado. Leí, en su momento,
bastantes casos de la pareja del policía Plinio y el veterinario Don Lotario y,
a mi entender, se trata de textos encuadrados en la novela policíaca pero no en
la novela negra.
I.2.-La
afición…
… por ese tipo de literatura me entró por causa de
mi hermana R., ella, que fue devoradora de libros desde muy temprana edad, conoció
y gustó de las novelas de Agatha Christie y me contagió a mí; yo, que debía
andar cortejando a Zane Grey entre Marcial Lafuente Estefanía y José Mallorquí,
me enrollé bien con la británica. Poco después, descubrí la forma de trabajar
de Jules Maigret y me pareció más racional,
más humana y más próxima que la de Miss
Marple, incluso que la de Hercule
Poirot y empecé a pasarle novelas de Georges Simenon a R.: compartíamos
todo lo policiaco, que no era poco; por aquel entonces leíamos, también, las
extrañas aventuras de Sherlock Holmes, los singulares casos de Ellery Queen y
las divertidas historias con las que tropezaba el Padre Brown, sin olvidar a muchos otros entre los que destacaban Perry Mason, el abogado con múltiples
recursos, o el cultivador de orquídeas Nero
Wolfe o el erudito y exquisito Philo
Vance.
No
recuerdo cuando cayó en mis manos una obra del “maestro” E. A. Poe, pero sí
conservo la sensación de regusto placentero cuando evoco cualquiera de ellas(**).
Algunas fueron llevadas a la pequeña pantalla por Narciso Ibáñez Serrador en la
primera mitad de los años 60 dentro de la serie “Tras la puerta cerrada” y
posteriormente “Historias para no dormir”.
Creo que fue poco después cuando descubrí a
los clásicos de la novela negra americana: Dashiell Hammett y Raymond Chandler
y también Ross Macdonald y algún otro más. ¡Qué sensación cuando veía en la
pantalla grande a Humfrey Bogart o Robert Mitchum o Paul Newman, encarnando a
los famosos detectives mitad canallas mitad héroes. A Manuel Vázquez Montalbán
y a Pepe Carvahlo los conocimos más tarde.
I.3.-García Pavón…
…con
su paisaje y su paisanaje manchegos fue muy de nuestro agrado, nos caló
bastante. Aquel veterinario sin clientes y aquel policía municipal austero e
intuitivo formaban una equilibrada pareja que, en pos de aclarar extrañas
muertes, recorría aquellas tierras de viñedos y bodegas a lomos de un “600”.
Puedo
recordar títulos como Las hermanas
coloradas, El rapto de las Sabinas,
Historias de Plinio, Una semana de lluvia,…; pero de las
muchas escenas de las novelas de Plinio que, borrosas y con telarañas, se
escondían en un rincón de la azotea hay una que, por lo simpática y por lo
singular (logró pasar la censura en 1967), traigo hoy aquí.
§ Las de torta de Alcázar, redondas,
sin relieve y con el pezón sumido
§ Las agradecidas y sueltas, que,
aunque duras, temblequean a cada golpe de tacón
§ Las de pera de agua, que empitonan
el vestido y lo alzan por la parte delantera
§ Las mansas de corazón y a la buena
de Dios, que se dejan caer sin perder su fortaleza y comen en la mano
§ Las satisfechas de la vida, que de
puro hinchadas no dejan ver a la propietaria la parte de su propio cuerpo
§ Las lloronas, en forma de llamador,
aunque tengan su miaja de vuelta
hacia arriba para aspirar el aire del escote
§ Las de una paacá y otra paallá, como si estuvieran disgustadas o
buscaran la salida por cada manga del vestido
§ Las arrejuntadas, que se buscan el
pico
§ Las de alforja vacía y casi casi
liquidas, que hay que enfrascarlas en calcetines especiales
§ Las de calabacín sin gracia y con el
pezón entornado de pura vergüenza
§ Las de vieja decrépita, que se
sujetan a la cintura con el mandil para no volar
§ Las que fueron y sólo dejaron el
lunar
§ Y por último, muy raras: las
desparejadas:
- Una con pezón y la otra esfera lisa
- O una gallete y la otra aburrida...
Éstas suele decirse que las tienen
las que fueron engendradas a pie derecho y en cuesta, sin el reposo y nivel de la cama
I.4.-Witiza: …
…Oscuro e incierto como el Reinado de Witiza
se presentaba el caso que tenía entre manos Plinio
en la novela de García Pavón. La frase viene de muy antiguo, al parecer del
texto de Historia de España que se estudiaba en las escuelas hace muchos años,
en la época en que la lista de los “reyes godos” era de obligada memorización
para los escolares españoles y el “coco” en los exámenes.
Witiza
fue el penúltimo rey godo, concretamente el 16º de los 17 que integraron el
grupo de los visigodos cristianos (el último fue Roderico, más conocido por Don
Rodrigo). Respecto a su reinado, según los
cronistas, se dicen cosas contradictorias, para unos, trajo prosperidad y gozo a Hispania y, para otros, fue un
rey lujurioso y deshonesto y que, para evitar la represión eclesiástica,
toleraba el desmadre entre los representantes de la sagrada institución. En
cualquier caso, efectivamente, resultó ser un reinado oscuro e incierto.
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(*)Francisco
García Pavón (Tomelloso, 1919 – Madrid, 1989), doctor en Filosofía y Letras
por la Universidad de Madrid, comenzó su carrera literaria con la novela
Cerca de Oviedo, que quedó finalista del Premio Nadal en 1945.
Fue profesor en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y cultivó la novela, el
ensayo y la crítica teatral, pero destaca en especial por sus relatos, en los
que era un maestro: están narrados en un cuidado estilo de raigambre cervantina
y atentos al detalle costumbrista. Pero la fama le llegó de la mano del
personaje Plinio, Jefe de la Policía Local de
Tomelloso, junto con su "Watson" particular, don Lotario, veterinario del pueblo, protagonistas de una serie de obras encuadradas dentro de la
novela policíaca (aunque no novela negra). Consiguió varios premios a lo largo
de su carrera: uno de El Correo
Literario, otro de Meridiano, el de la revista Ínsula,
el Nadal,
el Premio
Nacional de la Crítica,… Otras obras suyas
son Cuentos de mamá (1952), Cuentos republicanos (1961), Los
liberales (1965), La guerra de los dos mil años (1967), Los
nacionales (1977) y El tren que no conduce nadie (1979).
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(**)Para
mí fue muy satisfactorio coincidir en gusto con mis hijos, aún pequeños (no obstante, ya muy
críticos, ellos), cuando les proporcioné algunos relatos de Edgar Allan Poe.
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(***)Existía también
un rumor sobre la posible implicación de Witiza en la muerte de Favila, padre de Don Pelayo, quizás
porque una sobrina del rey godo, Luz Vitula, no accedió a las pretensiones
amorosas de éste y marchó con el astur, a la sazón duque de Cantabria, con el
que se casó. La crónica Albendense, sin embargo, asegura que Favila murió “a manos“
de un oso en tierras astures, pero que su viuda e hijos fueron desterrados del
Norte por Witiza. Aunque no hay que olvidar que las crónicas podían escribirse
muchos años después y, además, eran patrocinadas por reyes que tenían sus
propios intereses políticos.
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(****)De
aquélla, aparte de adjetivos (o sustantivos) dispersos, había algún catálogo pero, eso sí, muy “rústico”, los símiles eran
del ámbito hortofrutícola.
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Esto, si el tiempo no lo impide, continuará.
A todos, ¡buen día y feliz mes de las flores!
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